¡Adiós al Hotel de mamá!

9 de January de 2010. Escrito por Marcela.

Hola Papito:

Siempre admiré mucho la lucha de ustedes dos por sacar adelante a sus cuatro hijos a pesar de las innumerables condiciones adversas que les tocó sortear. Sólo tú y mamá, trabajando duro y claro luego nosotros también ayudamos y fuimos consecuentes. Ahora todos somos profesionales y más que eso, todos tratamos de ser buenas personas, pues ante todo, eso era lo más importante para ustedes.

Me parece que esos tiempos difíciles ayudaron a forjar el carácter y también a aprender a valorar cada centavo que ganas y a ser conciente en que los vas a gastar o invertir.

Acá en Alemania en general a la gente se le prepara para que sea independiente, pero obvio como en todas partes, hay hijos que a pesar de que los padres les hacen el favor de tenerlos en sus casas, se ponen más exigentes con ellos, con la comida, con la limpieza de sus habitaciones e incluso hay algunos que trabajan y no colaboran con ningún céntimo para los gastos. Pero eso si, quieren tener la independencia para hacer los que se les venga en gana, y si no arde Troya, porque están “grandes” para que les cuiden sus “viejos”.

Recuerdo que una de las cosas que decía el Padre Alfonsito era que lo más penoso para muchos es cortar con el cordón umbilical. Eso de la independencia plena, eso de aprender a valarse por uno mismo, a “estirar hasta donde de las cobijas” no es fácil, pero hay que aprenderlo. Los miles de kilometros que nos separa de nuestras respectivas familias, nos ha fortalecido tanto como pareja, pues somos concientes plenamente que nadie nos va ayudar, sólo contamos el uno con el otro, es más, lo máximo que puedes irte es a la habitación de alado cuando has peleado y no a buscar a “mamá”. Pero por eso mismo aprendes a dialogar más, a escuchar más, a ser más paciente.

Decir adiós al hotel de mamá o querer ser independiente es entender que eso pequeños privilegios que te dieron tus “viejos” como lavar tu ropa, o prestarte dinero o su tarjeta se acabó y que ahora te toca manejar tu vida, llevándola por aguas tranquilas y turbulentas, pero con tenacidad y seguridad de que llegaremos a buen puerto solos. De esa aventura, mi amor y yo llevamos más de tres años y gracias a Dios ahí vamos.

Gracias papá y mamá por haber sido el ejemplo primero de haber dicho adiós al hotel de sus padres. Un besito muy grande para los dos.

Marcela